REPRODUCIDO DEL DIARIO EL DIA...DE MUCHO INTERES....
Esta nota editorial está hecha con el deliberado propósito de que nos hagan quedar mal. Es, si se quiere, un grito de indignación y una provocación, frente a lo que creemos un caso criminal aunque pueda alegarse que de manera involuntaria.
La muerte de una niña de apenas 4 meses de nacida al ser detenida la ambulancia en que era traslada de emergencia desde San Cristóbal al Hospital Robert Read Cabral en el Distrito Nacional, por agentes de la Dirección Nacional de Control de Drogas (DNCD), es un hecho desgarrador. Y lo es porque la pequeña perdió la vida y por las cosas que relata especialmente el médico que la acompañaba en esa travesía en un fallido intento por salvarla.
El relato del doctor José Mendoza, quien traía a la pequeña en sus brazos, cual si fuera un padre aferrado a su hija, no encontró comprensión ante la insolencia y la brutalidad de los agentes. El mismo dijo que les imploró, pero encontró como respuesta que si daba un paso más le volarían los sesos. Previo a eso lo habían obligado a desmontarse dejando la niña sin su asistencia médica. Fue un hecho cometido a las once de la mañana, una hora con demasiada claridad como para no distinguir el nivel de riesgo y de veracidad de los ocupantes de la ambulancia.
Ya antes le habían dicho al chofer cuando externó que se trataba de una emergencia, que “qué maldita emergencia, párese”. En la tensión de un operativo quizás podría comprenderse la reacción de un agente, pero no al comprobarse que se trataba de una situación de gravedad.
Ha sido designada una comisión investigadora para determinar las circunstancias, pero queremos expresar nuestros temores de que las cosas no pasen de ahí, y queremos que nos hagan quedar mal.
No hay comentarios:
Publicar un comentario