lunes, 26 de mayo de 2014

Viuda a los 24 años por un acto delictivo.



MUJER NARRA CÓMO MATARON A SU ESPOSO EN PRESENCIA DE ELLA Y DOS HIJOS PARA ATRACARLO.

Sin un empleo que le genere buenos ingresos, Antonia Liriano se ha visto en la necesidad de criar sola a sus dos niños, de tres y cinco años, luego de que delincuentes mataron a su esposo con fines de atracarlo, en presencia de ella y de sus hijos.
Viuda a los 24 años por un acto delincuencial, Liriano ha visto empeorar su situación económica, pues su esposo, Agustín Cuello, era quien le proporcionaba el sustento de la casa. Durante casi nueve años de casada, no tuvo necesidad de salir a trabajar, se dedicaba a los quehaceres domésticos, porque él mantenía la familia con un sueldo como empleado público y prestamista en un mercado.
Después de la tragedia, Liriano y sus hijos vivían de las reservas que dejó su marido, pero según cuenta, ya se agotaron. “Cada vez que tengo que moverme de aquí para ir al tribunal es con cuartos”, sostiene.
Al autor del hecho le impusieron tres meses de prisión preventiva, pero a un año y cinco meses no ha habido una sentencia condenatoria, por lo que tendrá que continuar trasladándose desde Villas Agrícolas, donde reside, hasta el Palacio de Justicia de Ciudad Nueva.
Después del suceso, el negocio de préstamos llegó a su fin, ninguna persona ha querido continuar pagándole y estima que ha perdido unos 400 mil pesos.
Hace tres meses, Liriano fue nombrada como conserje en la misma institución donde laboraba su esposo, como una forma de ayudarla económicamente.
Aún así, ella dice que su situación económica no es buena, porque de 10,000 pesos que le pagan tiene que usar 3 mil para que le cuiden a sus niños mientras trabaja.
“Ahora no me alcanza el dinero para nada, el papá al ser prestamista dejó un dinero en el banco y los demás la gente no ha querido pagar, la mayoría de ese dinero se perdió, porque él está muerto ya nadie quiere pagar”, lamenta.
Tenía proyectado retomar los estudios que abandonó en segundo grado, pero dice que “no he quedado con fuerzas” y de inmediato se va a en llantos.
Las lágrimas son las respuestas que le da a su niña cuando ella le pregunta por su papá. A la niña también se le humedecen los ojos cuando oye hablar de su padre. Pero no expresa ninguna palabra.
El varón, que tenía menos de dos años cuando asesinaron a su padre, aún no logra comprender la gran pérdida y de forma ingenua posa para la foto. La víctima tenía pensado arreglar la casita de zinc y madera donde vivía con su familia, no quería mudarse porque allí nació y se crió.
El 40% de los 1,973 homicidios reportados por la Policía Nacional en el 2013 están vinculados directamente con la delincuencia, con un total de 794. Asimismo, 357 con robo, atracos, despojos de armas de fuego, motocicleta, y vehículos, y 586 con el negocio de drogas, secuestro, linchamiento, servicio policial, sicariato y violaciones sexuales.
En el 2012, cuando fue asesinado Agustín Cuello, en el país ocurrieron 2,258 homicidios, 285 más que en el 2013.
El 91% de las víctimas del 2012 fueron hombres y 92% en 2013. Ese año, la mayor cantidad de víctimas tenía edades de 18 a 51 años.
(+)
UNA FAMILIA DESTRUIDA POR UN ACTO ILÍCITO
SECUELA EMOCIONAL: Antonia Liriano y sus dos niños no han podido recuperarse del trauma emocional que les causó presenciar ese hecho sangriento, por lo que debieron someterse a tratamiento sicológico.
“Los niños eran más apegados a él que a mí”, comenta. Esa expresión afligió a la niña.
A más de un año del hecho, los ojos de Liriano también se le llenan de lágrimas cuando tiene que contar lo sucedido.
Recuerda que el día que lo mataron, eran las 3:30 de la tarde del 25 de diciembre del 2012. Regresaban a la casa de un colmado donde habían salido a comprar unas “papitas” a los muchachos.
“Cuando estaba destapando las papitas un joven le dio una puñalada por detrás”, narra Liriano.
El hecho ocurrió a pocos metros de su casa, ubicada en un callejón de Villas Agrícolas. Liriano contó que luego de herir mortalmente a su esposo, otros delincuentes que acompañaban al victimario fueron a su casa y se llevaron dinero, tarjeta y otras pertenencias.
“Si yo no hubiese cogido una botella y se la desbarato en la cabeza quizás yo no estuviera aquí ni mis hijos”, cuenta. Su vecina Emelinda Tavares ha sido testigo del sufrimiento y las carencias que ha padecido esta familia después de este hecho.
Tavares también es una víctima de la delincuencia, pues hace dos semanas le mataron a un hijo, de 20 años, en un “drink.

No hay comentarios:

Publicar un comentario