Las precariedades de los hospitales, algunos de los cuales carecían de medicamentos tan simples como acetaminofén, agravan los brotes de diferentes enfermedades que atacan a la población. Por la fiebre chikungunya, el dengue, brotes gripales y otras enfermedades las salas de emergencia de los centros de asistencia han sido abarrotadas por pacientes desesperados hasta por una aspirina para el dolor de cabeza. El cuadro que se ha reportado es tétrico. Los operativos anunciados no han evitado que azotes como la chikungunya se propaguen.
Y para colmo también los brotes de dengue y de gripe, con el inconveniente de la escasez de medicamentos para atender los múltiples casos, sobre todo de madres desesperadas, que acuden a los hospitales con sus criaturas.
El cuadro plantea que el Gobierno tendrá que redoblar los esfuerzos y disponer de todos los recursos que se necesitan para abastecer los hospitales y enfrentar los brotes sanitarios que además de la salud, inciden en la economía, a través de la producción y el turismo.
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