SANTIAGO. La profusión de publicidad política, tanto con miras a las elecciones presidenciales, congresuales y municipales del 2016, sumada a la todavía existente de los comicios generales del 2012, se ha adueñado de una apreciable cantidad de los espacios públicos de esta ciudad, sin que la Alcaldía muestre interés en hacer cumplir la disposición municipal que regula tal cosa.
La arrabalización visual de muchos de los entornos santiagueros, especialmente el denominado “casco urbano”, también abarca las promociones con vallas que instalaron a finales del pasado año varios de los aspirantes a ocupar asientos en el Comité Central del Partido de la Liberación Dominicana.
De ahí que por el incumplimiento de la resolución municipal 2719, del 13 de septiembre de 2005, que regula la colocación de ese tipo de propaganda, en cualquier lugar de la ciudad el transeúnte puede ver colocado en lugares visibles afiches de Danilo Medina o de Hipólito Mejía, donde se promocionan sus candidaturas de dos años atrás.
Y de los aspirantes a ser candidatos a la sindicatura local ni se diga. Afiches, carteles y vallas de los más variados tamaños “inundan” la ciudad, en una abierta precampaña a destiempo, en la que los partidos de la Liberación Dominicana y Revolucionario Dominicano parecen estar librando una batalla que satura más los espacios visuales públicos.
Del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) aspiran Ramón Rodríguez, director de Comedores Económicos; Silvio Durán, director de la Coraasan; Fernando Rosa, titular del Fonper; el diputado Víctor Suárez y Conrado Abud, mientras que se da por descontado la entrada al ruedo del exgobernador provincial José Augusto Izquierdo.
Mientras que en el Partido Revolucionario Dominicano (PRD) han hecho públicas sus aspiraciones, Bernardo Colón, Carlos Terrero, Nelson Peralta, Yovanny Tejada, Andrés Santos, Jesús Méndez y José Persia, mientras existe la posibilidad de que el exalcalde Héctor Grullón Moronta podría en cualquier momento integrarse a ese grupo. Prácticamente todos han colocado a destiempo las más variadas promociones, incluso en lugares donde la referida resolución municipal lo regula, disposición que es violada de manera consistente.
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