El insomnio es un síntoma muy frecuente en trastornos psiquiátricos, y tiene implicaciones significativas, sobre los mismos. En el contexto de los trastornos de ansiedad, al parecer el insomnio es un síntoma natural, de hecho es muchas veces la clave para diagnosticar trastornos de ansiedad o, se cree, puede acelerar el desarrollo de dichos trastornos. El insomnio es la incapacidad para obtener la cantidad de sueño requerida para despertarse sintiéndose descansado y fresco, es definido por la calidad del sueño y la sensación de descanso posterior al mismo, no depende tanto del número de horas que logramos dormir. El insomnio se convierte en algo crónico si esta condición de no descanso y desvelo se da todas las noches durante un mes o más.
Algunos síntomas de insomnio:
- Dificultad para conciliar el sueño a pesar de estar cansado.
- Despertarse frecuentemente durante la noche.
- Problemas para volver a dormir cuando se despierta.
- Sueño no reparador.
- Depender de píldoras para dormir o alcohol para conciliar el sueño.
- Despertarse muy temprano por la mañana.
- Somnolencia diurna, fatiga, irritabilidad.
- Dificultad para concentrarse durante el día.
La presencia de insomnio tiene efectos sumamente perjudiciales sobre el funcionamiento de las personas en día a día y trae muchas consecuencias sobre la calidad de vida, afectando relaciones sociales y laborales. Además, el insomnio se asocia también con otros trastornos como por ejemplo depresión.
La relación entre ansiedad e insomnio crea un círculo vicioso, los insomnes anticipan problemas con el sueño y esto hace que hace que desarrollen ansiedad y temor de ir a la cama y no poder dormir. Esta presión por dormir causa que, efectivamente, no logren conciliar el sueño. Y esta falta se sueño, acentúa los demás síntomas de ansiedad.
Muchos estudiosos piensan que si se controla el insomnio crónico, esto podría ayudar a controlar los síntomas ansiedad, sin embargo, otros consideran que si se logra controlar la ansiedad, el insomnio se superará por sí solo. En realidad ambos puntos de vista son válidos, lo que sí es cierto que es, que cuando caemos en un ciclo de insomnio por ansiedad, es de suma importancia buscar ayuda y tratamiento.
Según opina el Dr. Ralph Downey III, director del Centro de Trastornos del Sueño de la Universidad de Loma Linda en California “Los mayores riesgos para la salud de los insomnes, si no son tratados dentro de los seis meses, son las enfermedades mentales y el abuso de alcohol”.
De acuerdo con la Clínica Mayo, los problemas del sueño generalmente son tratables y existe una amplia variedad de formas de lidiar con éstos, muchas de las cuales las podemos aplicar por nuestra cuenta. Podemos empezar con comportamientos a evitar, por ejemplo beber mucha cafeína, beber o fumar antes de acostarse, tomar siestas durante el día o tener un horario de sueño irregular. Pueden sonar bastante obvias, pero muchas veces pasamos estas recomendaciones por alto y esto, literalmente, nos quita el sueño.
A continuación delinearé algunas de las recomendaciones más básicas y prácticas para tratar el insomnio crónico por ansiedad:
- Asegurarse de que el dormitorio es tranquilo, oscuro y fresco. El ruido, la luz y el calor pueden interferir con el sueño.
- Establecer un horario de sueño regular. Nuestro organismo funciona realmente como un reloj y es muy saludable apoyarlo respetando las hora de dormir y levantarse todos los días, para crear un ritmo.
- Evitar las siestas. Dormir la siesta durante el día puede hacer que sea más difícil conciliar el sueño por la noche.
- Eliminar la presión. De acuerdo con la guía Venciendo tu Ansiedad, es preferible afrontar cada noche con bajas expectativas, recibiendo cada noche que pasa como una nueva oportunidad para dormir, así sean solamente unas cuantas horas de sueño. De este modo quitamos la presión de que estamos forzados a dormir.
- Evitar situaciones de alta actividad estimulante antes de acostarse. Esto incluye ver televisión, jugar videojuegos o utilizar el ordenador antes de dormir.
- Controla tu luz. El cerebro produce una hormona, llamada melatonina, la cual ayuda a regular los ciclos de sueño y vigilia (y el reloj biológico en general). La producción de esta hormona es controlada por la exposición a la luz. Si no recibes suficiente luz natural en el día o recibes mucha luz artificial por la noche, esto tendrá una consecuencia directa sobre tu capacidad para dormir.
Si sientes que a pesar de poner en práctica consejos de autoayuda y de ordenar y cambiar tus hábitos de sueño, aún no logras superar tu insomnio, es mejor que consideres consultar con profesional en salud. Un especialista del sueño puede observar sus patrones de sueño, las ondas cerebrales, la frecuencia cardíaca, movimientos oculares rápidos y más, por medio de dispositivos de control conectados a tu cuerpo. Posteriormente analizará los resultados de tu estudio del sueño y, en el caso de ser necesario, diseñará un programa de tratamiento. Lo importante es saber que puedes contar con ayuda y que el insomnio se puede y se debe tratar.
Un paso hacia tu recuperación
Es natural que la ansiedad nos afecte de muchas maneras y esto varía de persona a persona, por ello es importante que, además de buscar maneras de superar tu insomnio, también evalúes tus niveles de ansiedad en general y analices si estás teniendo otros síntomas. La ansiedad no es una enfermedad, es más como un desajuste, pero una vez que se desajusta sí requiere que hagamos un esfuerzo para volver a un estado de equilibrio. Si quieres conocer maneras de superar tu ansiedad de forma natural, te recomiendo la guía Venciendo tu Ansiedad.
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