martes, 23 de diciembre de 2014

Gobierno de Salvador Jorge Blanco (1982-1986)

En el calendario histórico dominicano, abril significa una época de sacrificios, pero también de luchas reivindicativas y patrióticas. Durante los últimos 44 años en el país han acontecido  dos hechos sociales marcados en la misma fecha, pero en diferentes años. Nos referimos al 24 de abril de 1965, fecha en que se da inicio a la revolución constitucionalista que proclamaba el retorno a la Presidencia de la República del profesor Juan Bosch, quien había sido derrocado el 25 de septiembre de 1963 por un sector de las fuerzas armadas de esa época luego de haber permanecido 7 meses en el poder, a raíz de ser electo presidente en el primer certamen electoral libre celebrado en el país el 20 de diciembre de 1962 después de 32 años de dictadura encabezada por el tirano Rafael Leonidas Trujillo.
El otro hecho memorable ocurrido un 24 de abril, pero del año 1984 fue la poblada contra la administración del gobierno constitucional de Salvador Jorge, hecho que se originó luego de las medidas adoptadas por ese gobierno del Partido Revolucionario Dominicano que firmó un acuerdo Stand-by con el Fondo Monetario Internacional(FMI), convenio que contenía una serie de medidas económicas que afectaban a la población, provocando un aumento significativo en los precios de los artículos de consumo básico y también en los servicios.
Se recuerda que dicho convenio había sido firmado en días previos a la semana Santa de ese año, pero los efectos de las medidas se sintieron en la población el lunes luego de esas fiestas santas.
El profesor Juan Bosch bautizó como una “poblada” las manifestaciones de protestas de la población contra las medidas gubernamentales que dispararon los precios de los artículos de primera necesidad, como por ejemplo, arroz, azúcar, aceite comestible, entre otros.
Las manifestaciones de protestas, como se sabe, trajo como consecuencias pérdidas de vidas y propiedades, originando más de 125 muertos, así como cientos de millones de pesos en quemas y saqueos de propiedades públicas y privadas.
Las autoridades de esa época acusaron a sectores de la oposición de patrocinar y financiar las protestas, mientras que los oposicionistas señalaban que esas reacciones eran espontáneas, y que por lo tanto, no procuraban desestabilizar el orden constitucional ni derrocar al gobierno presidido por el doctor Salvador Jorge.
Bajo el lema “Gobierno de Concertación Nacional”, Salvador Jorge Blanco llegó a la Presidencia de la República Dominicana el 16 de agosto de 1982, tal vez sin haber calculado que las circunstancias lo llevarían a tomar medidas económicas que posteriormente provocaron que el pueblo que lo llevó al poder se revelara contra las decisiones que adoptó.
A pesar de que durante su campaña electoral había enarbolado la bandera de la socialdemocracia, en el mismo discurso de la toma de posesión se vio obligado a anunciar un período de austeridad para hacer frente a la crisis económica y financiera que encontró al asumir el poder.
Para el economista Guillermo Caram, la rigidez del Fondo Monetario Internacional le impidió a Jorge Blanco desarrollar un gobierno exitoso en materia económica, en tanto que para Arturo Martínez Moya el ex mandatario asumió el poder en condiciones muy precarias y eso lo limitó para ejercer un buen gobierno.
El incremento del precio del petróleo, las dificultades para mantener los niveles de venta en los mercados mineros de la bauxita, ferroníquel, oro y plata, y, sobre todo, la crisis del sector del azúcar de caña y sus derivados, sumados a una deuda externa de 2,400 millones de dólares, fueron parte de las dificultades que encontró su gobierno y que lo obligaron a adoptar medidas que disgustaron a la población.
De entrada dispuso medidas intervencionistas, como la congelación de los salarios y los precios, y la prohibición de importar un amplio número de productos de consumo, con el objeto de ahorrar divisas y poder cumplir con las obligaciones de la deuda externa e interna.
Como para obrar con el ejemplo, el entonces mandatario inició rebajándose su propio sueldo mensual de 5.000 a los 3.000 dólares, y los de todos los altos cargos del Ejecutivo que superaran los 375 dólares mediante la anulación de los aumentos salariales introducidos en la administración pública y organismos oficiales el mismo día de las elecciones; pero eso no fue suficiente para cubrir el pago de la deuda externa. La banca privada internacional se negaba a otorgar nuevos préstamos y a renegociar el pago de los intereses de los ya concedidos, por lo que el jefe de Estado optó por solicitar la asistencia crediticia del FMI, a sabiendas de que tendría que ajustarse a las disposiciones que el organismo le impusiera.
Las negociaciones terminaron en enero de 1983 con un Acuerdo de Servicio Ampliado por el monto de 460 millones de dólares.
A cambio de la asistencia del Fondo, bajo un sistema de giros escalonados durante tres años, el gobierno se comprometió a suprimir las subvenciones al consumo, restringir el crédito interno, suspender toda emisión monetaria sin el debido respaldo y prolongar la austeridad presupuestaria.
Las medidas provocaron el encarecimiento de los productos de primera necesidad, alimentos y medicinas, en algunos casos hasta 200%, como resultado de la devaluación del peso y la fijación para las importaciones del tipo de cambio de 2,75 pesos por dólar.
La situación desencadenó en una vasta protesta popular el 23 de abril de 1984, precisamente en momentos en que el Gobierno sostenía un  forcejeo con el FMI por las condiciones que le había impuesto.
Hubo motines, paros laborales, saqueos de tiendas de alimentos y choques de manifestantes con la Policía Nacional en las principales ciudades del país.
Los ajustes
El economista Arturo Martínez Moya considera que al momento de Jorge Blanco asumir el poder la situación externa estaba delicada y los pagos internacionales estaban atrasados, fruto del desequilibrio de la balanza de pago.
“Las importaciones habían crecido por encima de las exportaciones y no habían ingresado capitales externos en forma de inversiones”, sostuvo Martínez Moya.
Explicó que no se pudo financiar adecuadamente la balanza de pagos porque no se produjeron inversiones extranjeras, lo que a su juicio obligó el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, de donde salieron las medidas que provocaron la reacción popular del 1984.
“Eso provocó un proceso de ajustes, tanto en el orden de los precios internos como de las finanzas, yo te diría que fue que se hizo con retrasos, esas medidas que se tomaron violentamente fue lo que provocó el caos social, porque fue el fruto de descuidos de años; y el error que cometió esa administración fue hacer los ajustes de golpe y eso no es aconsejable en la política económica”, apuntó el destacado economista.
Precisó que el doctor Jorge Blanco era muy ducho en materia legal, pero no conocía sobre el desenvolvimiento de la economía, ya que no tenía experiencia de administrador.
Discurso ante el Embajador de los Estados Unidos de América con motivo del Primer Préstamo Concedido por el Gobierno de su País, 30 de Sepiembre 1982.

 El día 15 de julio de este año, en nuestra condición de Presidente Electo de la República Dominicana, tuvimos el señalado privilegio de ser recibidos en audiencia privada por el Honorable Presidente de los Estados Unidos, Señor Ronald Reagan, en la ciudad capital de su gran país.
En esa ocasión, nos correspondió plantearle las dificultades económicas por las que atraviesa la República Dominicana en estos momentos cruciales de su historia y la extrema importancia que para nosotros tiene una actitud comprensiva de esa realidad por parte del Gobierno Norteamericano.


Hoy, a tan solo dos meses y medio de aquella entrevista, vemos con especial satisfacción que la receptividad con que acogió el Presidente Reagan nuestro planteamiento se pone ya de manifiesto en forma concreta mediante la concesión de un préstamo del Gobierno de su país por un monto de $41.0 millones.


Este préstamo, cuyo propósito es apoyar nuestra balanza de pagos, ha sido otorgado en términos altamente concesionales, con un plazo de amortización de 25 años, un periodo de gracia de 10 años, y una tasa de interés de un 2 y un 3 por ciento anuales. Los pesos que se generen como consecuencia de este préstamo de destinarán, tal y como expresara en mi discurso del 16 de este mes, al financiamiento de proyectos agroindustriales y de exportación, dos áreas prioritarias dentro del programa de recuperación económica que estamos llevando a cabo. Asimismo, parte de esos recursos será destinada a cubrir gastos locales de contrapartida de proyectos financiados por organismos internacionales, lo cual nos permitirá agilizar el desembolso de fondos de ayuda externa ya contratados y que hasta este momento no han podido ser utilizados. Por ser ésta la primera operación que ha firmado el Gobierno de Concentración Nacional desde la fecha de su inauguración el pasado 16 de agosto, su firma esta revestida de singular significación para quien les dirige la palabra.
En adición a este préstamo, estamos firmando en esta misma fecha un préstamo con su Gobierno por un monto mínimo de $3.5 millones, para el desarrollo de la pequeña empresa, en términos igualmente concesionales, y una donación, por un monto de $544,000.00, para asistencia técnica y capacitación a pequeños empresarios, con lo cual podrá ofrecerse fuentes de financiamiento a sectores hasta ahora marginados dentro de la economía nacional.


Deseo aprovechar la oportunidad, Señor Embajador, para transmitir por su digna conducta la expresión la expresión de nuestra gratitud al Presidente Reagan por este primer gesto de apoyo al nuevo Gobierno Dominicano, puesto de manifiesto mediante las operaciones que hoy firmamos y a la vez manifestar nuestro reconocimiento por los gentiles términos de la carta que el Presidente de los Estados Unidos nos enviara la semana pasada.

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