miércoles, 31 de diciembre de 2014

¿Cuáles son nuestros héroes?.



Lcdo. Pedro Domínguez Brito/
 Los santos y los demonios siempre han estado de moda en el escenario mundial. Los dominicanos contamos con héroes y villanos propios, sin establecerse claramente de qué lado hay más, aunque muchos concluirán que los diablitos políticos inclinan la balanza a favor de los segundos.
Algunos van a resaltar o a hundir a las personas dependiendo de las ventajas a obtener, muchas veces obviando el peso de la verdad, todo con la finalidad de proteger o defender intereses. En ocasiones es la memoria la que falla.
En política, esto es el pan de cada día. El poder determina con sutileza o crudeza quiénes estarán en el infierno y quiénes en el cielo, incluso se subroga el de­recho de elegir quiénes permanecerán en el purgatorio. Los Estados Unidos de América conocen bien lo útil que es contar con “chicos buenos” y con “chicos malos”, con “regímenes opresivos” y con “gobiernos del mundo libre”. Y se van más allá, pues además de tener símbolos de carne y hueso, también los producen por montón en el cine y en los dibujos animados, pues la fantasía y la ciencia ficción no tienen límites, y menos cuando de manipulación se trata. Así contemplamos vaqueros vs. pieles rojas, democra­cia vs. comunismo, libertad vs. Fidel, Occidente vs. Oriente, Super­man vs. El Acertijo…
Los dominicanos tenemos varios héroes en la vida política. Algunos son coyunturales, otros eternos. Entre los primeros están: Duarte, Sánchez, Mella, Luperón, Espaillat, Manolo Tavárez, Caamaño… y recientemente dos o tres más, incluyendo a Bosch, todos desaparecidos. Los villanos, son, entre otros, Santana, Lilís, Tru­jillo… y algunos más que no quiero recordar, algunos vivos, es decir, demasiado vivos.
Y en la actualidad: ¿Cuáles son nuestros ejemplos a seguir? ¿Habrá una carencia de héroes entre noso­tros? ¿Con quiénes nos sentimos identificados?
Hoy nuestros héroes están en el deporte y en la música. Ellos son nues­tros mejores representantes, nuestros dignos embajadores, los que nos unen como pueblo, quienes nos hacen sentir sanas emociones. Sin nuestros deportistas y nuestros músicos, algo vital nos faltaría o estaría muy débil: Identidad y orgullo patrio.
Gracias a ellos, mantenemos vigencia en el mundo, somos potencia en algo constructivo. Gracias ellos, nos sentimos más y mejores dominicanos.

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