Perros potencialmente peligrosos” es la denominación que algunas legislaciones reservan para ciertas razas de perros que, por sus atributos físicos y su carácter temperamental, suponen un verdadero peligro para las personas en caso de confrontación.
En esta lista negra encontramos razas como el pit bull americano, el rottweiler y el dogo argentino, cuya tenencia requiere de una licencia que acredite capacidad física y aptitud psicológica para controlar al animal.
Un nuevo estudio publicado en la revista Applied Animal Behaviour Science podría sin embargo acabar con esta idea preconcebida de razas peligrosas, ya que asegura que la conducta agresiva del perro se debe en mayor medida a la conducta agresiva del dueño.
La agresión de cualquier perro hacia una persona no encuentra otro final posible que el sacrificio del animal, ya que, en esta situación, lo que a priori fue una mascota se torna en un auténtico riesgo para la salud pública.
El objetivo de este estudio llevado a cabo por investigadores británicos era analizar la conducta agresiva de los perros en diversos contextos para identificar riesgo.
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