"Si 'Las vísperas sicilianas' fuera la única ópera de Giuseppe Verdi, se consideraría una obra maestra. Pero es porque comparamos a Verdi con Verdi, que ocupa un lugar distinto en la jerarquía". Las palabras son de James Conlon, actual director musical de la ópera de Los Ángeles, y admirador del compositor italiano desde la primera vez que oyó 'La Traviata', a sus 11 años.
"He vivido con Verdi cada día de mi vida", confiesa Conlon, orgulloso de que la próxima semana dirigirá la representación número 400 de una obra 'verdiana'. Será durante la segunda de las tres representaciones de la versión concierto de 'I vespri siciliani' que acogerá el Teatro Real (el 11, 14 y 17 de junio) con el Coro y Orquesta titulares y el Coro de la Comunidad de Madrid.
Se trata de una de las obras menos conocidas de Verdi, a pesar de situarse en un momento clave de su producción. Fue creada en 1855, justo después de la trilogía popular: 'Rigoletto' (1851), 'Il trovatore' (1853) y 'La Traviata' (1853). "Tiene mucho del Verdi joven pero anuncia lo que será Verdi en su madurez", advierte Conlon, quien insiste en que "lo peor de Verdi -si es que puede decirse algo así- es mejor que casi todo lo demás" del repertorio operístico.
También fue la primera ópera francesa del compositor romántico. Verdi vivía entonces entre Sant'Agata (Italia) y París, el foco operístico del siglo XIX. Ya en 1852 había logrado llevar a la escena parisina una revisión de 'I Lombardi...' y fue poco después cuando recibió la oferta de un nuevo contrato. Éste incluyó la participación de Eugène Scribe, el escritor de teatro más célebre de la época."Fue un gran reto para Verdi porque necesitaba tener éxito en París y tuvo que aceptar la fórmula de cinco actos de la 'grand opéra'", explica el director estadounidense.
La obra trata dos temas que siempre ocuparon a Verdi: la tragedia del padre, y la tensión entre lo personal y lo político
La obra recrea un episodio histórico sucedido en Palermo en 1282: la revuelta del pueblo siciliano ante los franceses que ocupaban la isla. La acción comienza cuando los soldados franceses beben y cantan en la plaza, mientras los sicilianos observan con recelo: "Una manera maravillosa de situar el conflicto desde el primer momento", según Conlon. Después aparece la duquesa Elena (interpretada por Julianna di Giacomo), que afligida por la muerte de su hermano a manos de los primeros, le promete a Arrigo (Piero Pretti) que se casará con él si mata al gobernador francés Guido di Monforte (Franco Vassallo). Los planes se complican cuando Monforte y Arrigo descubren que son padre e hijo.
"Son los temas profundos que ocuparon a Verdi toda su vida", señala el director musical. En primer lugar, la tragedia del padre, que suele aparecer en el personaje de barítono y que está presente desde 'Nabucco' (1842) hasta 'Aída' (1871). Una obsesión seguramente ligada a la pérdida de dos hijos pequeños que sufrió el compositor cuando todavía era un hombre joven. Otra de sus temáticas recurrentes es la tensión entre las historias personales y el patriotismo obligado, presente en todos los protagonistas de esta obra.
Lo que se escuchará en el Teatro Real será la versión de concierto de la versión italiana, cuya traducción llevó a cabo el propio compositor.Conlon llevó a escena la versión original cuando fue director principal de la Ópera Nacional de París (de 1995 a 2004): "Extrañamente no había óperas en francés y esta obra no se había representado prácticamente desde su estreno". Sin embargo, el director no oculta su preferencia por la traducción: "Creo que hay una disonancia entre el francés y la música de Verdi. Para mí, Verdi es el alma de la música italiana".
No hay comentarios:
Publicar un comentario