El franco suizo podría estar nuevamente bajo presión tras la reciente caída de los tipos de interés en la Unión Europea. Sin embargo, los analistas auguran que el tipo de cambio mínimo de 1,20 francos suizos por euro ya no será puesto a prueba por los mercados como resultado de la decisión del Banco Central Europeo.
El BCE anunció la semana pasada un paquete de medidas para estimular la economía comunitaria. Una de ellas consiste en reducir de 0,25% a 0,15% la tasa de interés de referencia y anunció además la aplicación de una tasa de interés negativa para los depósitos que realizan los bancos comerciales en el banco central.
Resultado de esta decisión, los bancos perderán dinero –en vez de ganarlo- cada vez que depositen en el BCE. Y las dos medidas tienen como meta favorecer la circulación de dinero para reactivar la economía.
Uno de los efectos colaterales que se esperarían de esta medida es el casi inevitable debilitamiento del euro. Posibilidad que el Banco Nacional de Suiza (BNS) tenía clara desde abril, cuando afirmó que estaba listo para otra ronda de acumulación de divisas extranjeras si esto era necesario para mantener al franco suizo bajo control.
“Quizás la crisis europea se ha vuelto menos virulenta, pero no ha sido conjurada”, advirtió entonces Thomas Jordan, presidente del BNS ante las especulaciones sobre las nuevas acciones que el BCE preparaba para estimular la economía.
“Seguimos dispuestos a hacer cumplir el tipo de cambio mínimo (de 1,20 francos suizos por euro) comprando cantidades ilimitadas de monedas extranjeras si se requiere y estamos listos también para tomar medidas adicionales”, dijo.
“El entorno internacional se caracteriza aún por elevados niveles de incertidumbre. Consecuentemente, no ha se ha eliminado el peligro de que el franco suizo, en su calidad de moneda refugio, sea objeto (nuevamente) de presiones”, refirió.
El tipo de cambio franco-euro se ha mantenido cercano a los 1,22 francos por euro desde hace varias semanas y en principio no muestra signos inmediatos de desestabilizarse tras el anuncio del BCE.
Resultado de esta decisión, los bancos perderán dinero –en vez de ganarlo- cada vez que depositen en el BCE. Y las dos medidas tienen como meta favorecer la circulación de dinero para reactivar la economía.
Uno de los efectos colaterales que se esperarían de esta medida es el casi inevitable debilitamiento del euro. Posibilidad que el Banco Nacional de Suiza (BNS) tenía clara desde abril, cuando afirmó que estaba listo para otra ronda de acumulación de divisas extranjeras si esto era necesario para mantener al franco suizo bajo control.
“Quizás la crisis europea se ha vuelto menos virulenta, pero no ha sido conjurada”, advirtió entonces Thomas Jordan, presidente del BNS ante las especulaciones sobre las nuevas acciones que el BCE preparaba para estimular la economía.
“Seguimos dispuestos a hacer cumplir el tipo de cambio mínimo (de 1,20 francos suizos por euro) comprando cantidades ilimitadas de monedas extranjeras si se requiere y estamos listos también para tomar medidas adicionales”, dijo.
“El entorno internacional se caracteriza aún por elevados niveles de incertidumbre. Consecuentemente, no ha se ha eliminado el peligro de que el franco suizo, en su calidad de moneda refugio, sea objeto (nuevamente) de presiones”, refirió.
El tipo de cambio franco-euro se ha mantenido cercano a los 1,22 francos por euro desde hace varias semanas y en principio no muestra signos inmediatos de desestabilizarse tras el anuncio del BCE.
Rescate del franco
Cuando inició la crisis en 2008, los inversionistas acudieron masivamente a invertir en el franco suizo al considerarlo la ‘moneda refugio’ que les blindaría ante un problema que derivó después una recesión mundial y que puso en jaque a la zona euro.
En octubre del 2007, un euro valía 1,67 francos suizos, una tasa que se ajustó rápidamente hasta ubicarse en 1,50 francos por divisa europea provocando que los precios de los productos suizos se encarecieran súbitamente en el extranjero.
Confrontado a un franco que se apreciaba de forma incontrolable –poniendo a Suiza en riesgo de deflación y afectando sensiblemente al turismo y a los exportadores helvéticos-, el banco central decidió comprar una gran cantidad de euros en 2009 (para generar demanda de esta divisa y quitarle presión al franco)
En 2008, las reservas internacionales de Suiza sumaban 47.500 millones de francos suizos y para finales del 2009 rozaban los 95.000 millones de francos.
En 2010, el BNS se vio obligado a realizar una segunda oleada de compra de monedas extranjeras que llevó a los activos internacionales de Suiza a escalar dramáticamente hasta un valor equivalente a los 204.000 millones de francos.
La intervención del banco central para regular el mercado cambiario se tradujo para el BNS en pérdidas por 26.500 millones de franco suizos durante ese periodo de mayor volatilidad y el balance del 2010 cerró en números rojos por el equivalente de 19.200 millones de francos.
Durante el verano del 2011 los problemas del tipo de cambio se agudizaron. El franco valía prácticamente lo mismo que el euro (1,04 francos por euro el 11 de agosto). El BNS se lanzó a imprimir grandes cantidades de dinero e inyectó 170.000 millones de francos suizos en el mercado en menos de dos semanas.
En octubre del 2007, un euro valía 1,67 francos suizos, una tasa que se ajustó rápidamente hasta ubicarse en 1,50 francos por divisa europea provocando que los precios de los productos suizos se encarecieran súbitamente en el extranjero.
Confrontado a un franco que se apreciaba de forma incontrolable –poniendo a Suiza en riesgo de deflación y afectando sensiblemente al turismo y a los exportadores helvéticos-, el banco central decidió comprar una gran cantidad de euros en 2009 (para generar demanda de esta divisa y quitarle presión al franco)
En 2008, las reservas internacionales de Suiza sumaban 47.500 millones de francos suizos y para finales del 2009 rozaban los 95.000 millones de francos.
En 2010, el BNS se vio obligado a realizar una segunda oleada de compra de monedas extranjeras que llevó a los activos internacionales de Suiza a escalar dramáticamente hasta un valor equivalente a los 204.000 millones de francos.
La intervención del banco central para regular el mercado cambiario se tradujo para el BNS en pérdidas por 26.500 millones de franco suizos durante ese periodo de mayor volatilidad y el balance del 2010 cerró en números rojos por el equivalente de 19.200 millones de francos.
Durante el verano del 2011 los problemas del tipo de cambio se agudizaron. El franco valía prácticamente lo mismo que el euro (1,04 francos por euro el 11 de agosto). El BNS se lanzó a imprimir grandes cantidades de dinero e inyectó 170.000 millones de francos suizos en el mercado en menos de dos semanas.
Menos encanto
Algunos observadores consideran que el estatus del franco suizo como moneda refugio se ha ido desvaneciendo desde que lo peor de la crisis llegó a su punto álgido en 2012. En la actualidad, la divisa comunitaria ya no está en riesgo de colapso y hay menos incentivos para que los inversionistas lleguen en estampida a comprar francos para proteger sus activos.
“Quienes invierten en francos suizos están movidos más por razones de riesgo que de ganancias”, afirman Bernard Lambert y Chloe Koos Dunand, economistas del banco Pictet, en un análisis escrito. Esto es, más que buscar rendimientos espectaculares, prefieren evitar los grandes riesgos.
Los economistas de Pictet añaden que las más recientes medidas del BCE pretenden ser una suerte de inyección de insulina capaz de reactivar la economía de la eurozona y que desincentive al inversionista a abandonar el euro.
El economista en Jefe del Banco Sarasin, Karsten Junius, coincide en que el franco ha perdido atractivo paulatinamente y está convencido de que durante un largo periodo no habrá multitudes detrás del franco. Al comprar la divisa helvética, los inversionistas se arriesgan a reducir sus rendimientos ya que ofrece un panorama menos interesante que hace dos años.
“Los grandes flujos que se dirigieron al franco suizo en el pasado se debían a la crisis del euro, pero la zona euro ya se recuperó. Así que ya no se justifica que los inversores paguen por tener monedas refugio”, apuntó.
“No tengo la impresión de que el BNS tenga que hacer algo en particular durante las próximas dos semanas (antes de la reunión del 19 de junio para debatir sobre la política monetaria suiza)”, añadió.
“Quienes invierten en francos suizos están movidos más por razones de riesgo que de ganancias”, afirman Bernard Lambert y Chloe Koos Dunand, economistas del banco Pictet, en un análisis escrito. Esto es, más que buscar rendimientos espectaculares, prefieren evitar los grandes riesgos.
Los economistas de Pictet añaden que las más recientes medidas del BCE pretenden ser una suerte de inyección de insulina capaz de reactivar la economía de la eurozona y que desincentive al inversionista a abandonar el euro.
El economista en Jefe del Banco Sarasin, Karsten Junius, coincide en que el franco ha perdido atractivo paulatinamente y está convencido de que durante un largo periodo no habrá multitudes detrás del franco. Al comprar la divisa helvética, los inversionistas se arriesgan a reducir sus rendimientos ya que ofrece un panorama menos interesante que hace dos años.
“Los grandes flujos que se dirigieron al franco suizo en el pasado se debían a la crisis del euro, pero la zona euro ya se recuperó. Así que ya no se justifica que los inversores paguen por tener monedas refugio”, apuntó.
“No tengo la impresión de que el BNS tenga que hacer algo en particular durante las próximas dos semanas (antes de la reunión del 19 de junio para debatir sobre la política monetaria suiza)”, añadió.
Las opciones del BNS
El escenario de estabilidad del que hablan los expertos es lo mejor que podría pasarle al BNS, ya que el banco central se vio obligado a duplicar sus reservas internacionales para llevarlas de 257.000 millones de francos suizos (286.000 millones de dólares) en los que se ubicaban a finales del 2011 a los casi 500.000 millones de francos suizos que valen en la actualidad. Una acumulación masiva que equivale al 75% de la riqueza económica total de Suiza, un registro que es considerado riesgoso en opinión de muchos políticos.
Sin embargo, de finales del 2012 a la fecha, el BNS no se ha visto obligado a intervenir de forma significativa en el mercado cambiario y logró incluso ‘recortarle’ algunos miles de millones de francos a su hoja de balance correspondiente al 2013. El presidente del banco central helvético, Thomas Jordan, reiteró hace dos meses que el BNS contaba con la flexibilidad y el poder adquisitivo necesarios para afrontar otra oleada de compras de divisas, de ser necesario.
Sin embargo, según los expertos, será más probable que el BNS introduzca una tasa de interés negativo si regresan las presiones y el tipo de cambio de 1,20 francos suizos por euro vuelve a estar en riesgo.
Una decision que también tendría consecuencias. Con tasas de interés que están por los suelos –negando a los inversionistas ganancias por arriba de la inflación-, los capitales están dirigiéndose hacia el mercado inmobiliario, provocando una peligrosa carrera alcista en el precio de las propiedades.
Para restaurar el orden, el BNS desearía aumentar las tasas de interés, pero está impedido de hacerlo mientras siga manteniendo su defensa del franco suizo.
Sin embargo, de finales del 2012 a la fecha, el BNS no se ha visto obligado a intervenir de forma significativa en el mercado cambiario y logró incluso ‘recortarle’ algunos miles de millones de francos a su hoja de balance correspondiente al 2013. El presidente del banco central helvético, Thomas Jordan, reiteró hace dos meses que el BNS contaba con la flexibilidad y el poder adquisitivo necesarios para afrontar otra oleada de compras de divisas, de ser necesario.
Sin embargo, según los expertos, será más probable que el BNS introduzca una tasa de interés negativo si regresan las presiones y el tipo de cambio de 1,20 francos suizos por euro vuelve a estar en riesgo.
Una decision que también tendría consecuencias. Con tasas de interés que están por los suelos –negando a los inversionistas ganancias por arriba de la inflación-, los capitales están dirigiéndose hacia el mercado inmobiliario, provocando una peligrosa carrera alcista en el precio de las propiedades.
Para restaurar el orden, el BNS desearía aumentar las tasas de interés, pero está impedido de hacerlo mientras siga manteniendo su defensa del franco suizo.
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