Un equipo de científicos franceses ha descubierto por primera vez síntomas de ansiedad en invertebrados, lo que pone en evidencia que los mecanismos neuronales ligados al estrés se han mantenido a lo largo de toda la evolución y abre nuevas vías de estudio.
Hasta ahora, según indicaron científicos del Centro Nacional francés de Investigaciones Científicas (CNRS) y de la Universidad de Burdeos, se había detectado ansiedad no patológica en humanos y en algunos vertebrados, pero no en formas de vida “simples”.
El equipo estudió el comportamiento de langostas que habían sido sometidas a un campo eléctrico de forma continuada durante treinta minutos y que finalizado ese tiempo fueron colocadas en un laberinto acuático en forma de cruz.
Dos de los brazos de esa cruz estaban iluminados, lo que suele repeler a esos animales, y los otros dos permanecieron oscuros, situación que los tranquiliza.
Los investigadores comprobaron que las langostas que habían sido estresadas tenían tendencia a permanecer en la parte oscura del laberinto, mientras que el resto exploró todo el recorrido.
La ansiedad, según recordaron, prepara a los individuos para detectar amenazas y anticipar su respuesta de forma adecuada, lo que favorece su supervivencia.
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