La ciudad de La Concepción de La Vega se inició con la fundación de la fortaleza La Concepción (donde surge parte de su nombre) mandada a construir por el almirante Don Cristóbal Colón en 1494. Bartolomé de Las Casas expresa que Colón, maravillado por la belleza del lugar le puso por nombre "La Vega Real". Su desarrollo económico inicial se había de cimentar en la fundición de oro y en el cultivo y procesamiento de la caña de azúcar. Con el tiempo, los recursos auríferos de Concepción de la Vega se agotaron. El crecimiento económico de la ciudad en los tiempos del oro posibilito un nivel adquisitivo en sus habitantes y esto hizo que se asimilara a una ciudad europea.3
En Concepción de la Vega hoy se encuentran los restos arqueológicos de la Factoría Española del Oro, donde los trabajadores indios taínos traían el oro que sacaban de los ríos para lavarlo mejor, fundirlo y convertirlo en lingotes que almacenaban en la fortaleza hasta que llegaba el momento de embarcarlos hacia España.3
Allí se acuñó la primera moneda y se establecieron los primeros comerciantes. En 1508 se le dio título de ciudad y en 1512 se erigió como sede del primer obispado establecido en la isla, siendo su único titular el Doctor Pedro de Deza. Por ella transitaron Fray Bartolomé de Las Casas y Fray Pedro de Córdoba, defensores de los indígenas.
En la Concepción de La Vega fue donde se produjo el primer reparto de indios, a cargo de Rodrigo de Alburquerque, y donde se estableció el convento de la Orden de las Mercedes, el cual se asoció legendariamente con la cruz plantada por Colón en el Santo Cerro, dando lugar al nacimiento del culto de dicha advocación mariana en nuestro país. Esta cruz llegaría a alcanzar una notable fama con el nombre de la Vera Cruz.
Cuenta la tradición que en una de las batallas entre españoles e indígenas, en este lugar, se apareció la Virgen de Las Mercedes, en medio de los dos bandos en lucha, quien hizo el milagro de devolver las flechas que los indígenas le lanzaban a los españoles, beneficiando la victoria de los éstos. Un cuadro artístico detalla esta leyenda, de tradición hispanófila, el cual se conserva en la Iglesia de Las Mercedes, en el Santo Cerro.
El 2 de diciembre de 1562 la ciudad fue destruida por un terremoto, siendo trasladada a la orilla meridional del río Camú. Para 1598 sólo existían dieciséis casas de paja y no había plaza ni calles. En los tiempos de Antonio Osorio se registraron cuarenta vecinos, entre ellos un zapatero, un sastre y un tratante, y se contaron quince estancias de yuca y maíz.
La fecha de la fundación de la nueva Concepción de La Vega se ignora, los historiadores refieren que, después del terremoto, los vecinos, despavoridos, resolvieron fundar la nueva población a una distancia de dos leguas, en la margen meridional del río Camú, donde había una ermita dedicada a San Sebastián. La tradición dice que los terrenos fueron donados por una viuda rica.
En las primeras décadas del siglo XVIII La Vega tenía una población que se aproximaba a las 3,000 personas, que vivían en forma muy pobre. De ellos, 450 eran hombres de armas.
Con el establecimiento del libre comercio La Vega cobró nueva vida, que trajo como consecuencia favorable la creación de Monte Cristi como puerto neutral y la repoblación dePuerto Plata. El prebístero Francisco Amézquita y Lara fue el primer historiador que tuvo La Vega.
Ocupación haitiana[editar]
A principios del Siglo XIX la población de La Vega fue incendiada, al igual que otros poblados del Cibao, por las tropas de Jean-Jacques Dessalines que regresaban en desbandada de la ciudad de Santo Domingo. Cuenta Guido Despradel en su Historia de La Vega que:
Solamente la Iglesia y dos casas más de mampostería se libraron de la furia destructora del incendio a que sometiera a esta, y en aquel entonces risueña villa de Concepción de La Vega, el analfabeto Jean Jacques Dessalines. Y tal fue el terror que se apoderó de sus vecinos ante la irascible y brutal acometida de las huestes negras en derrota, que huyeron despavoridos a la montaña y a la espesura de los bosques, procurándose un seguro refugio del cual solamente los hizo salir, para volver a fundar vivienda sobre las cenizas de sus hogares un animoso religioso de la orden de San Agustín, expresamente enviado para realizar tan útil y necesaria labor de confianza y acercamiento".
De dicha época a la de la ocupación haitiana, su progreso fue lento y escaso en la obtención de beneficios materiales. Pero durante la intervención haitiana, La Vega contó con un gobernante muy progresista llamado Placide Le Brun, quien ordenó empedrar las primeras calles, a las que dio nombre. Se construyeron puentes y se estimuló la agricultura.
El 7 de mayo de 1842 la ciudad fue una vez más abatida por un terremoto, que destruyó las principales construcciones con que contaba, como el Palacio de Gobierno y la Iglesia. La Vega tomó entonces el triste aspecto que conservó por muchos años.
Independencia de República Dominicana[editar]
En los días de la Independencia Nacional Dominicana la ciudad de La Vega se integró a la causa de la libertad, sirviendo de enlace el cura párroco prebístero José Eugenio Espinosa y Azcona. El 4 de marzo de 1844 La Vega formalizó su pronunciamiento en favor de la independencia, y ese mismo día se convirtió en el primer pueblo del país que izó el pabellón tricolor, confeccionado por las señoritas Villa.
El Comercio la agricultura y la industria, adquieren nuevo impulso con las inmigraciones provenientes de Santo Domingo, Santiago, Moca y otros lugares. El historiador Manuel Ubaldo Gómez señala que para esa época la instrucción pública sólo alcanzaba a las personas pudientes.
En ese se funda la Logia Masónica Concordia, primera instalada en el Cibao. Un grupo de jóvenes veganos funda la sociedad La Progresista, que había de contribuir de manera notable al engrandecimiento cultural de La Vega. También se construyó el primer teatro del país, que lleva ese mismo nombre.
Un hecho que vino a fortalecer de manera decisiva el desarrollo económico de la zona fue la inauguración del ferrocarril entre el puerto de Las Cañitas (Sánchez Rámirez) y la ciudad de La Vega, producto del esfuerzo del benemérito Gregorio Rivas. En efecto, el transporte por ese medio de frutos y mercancías propició nuevas condiciones de vida a la sociedad vegana.
En 1915 la ciudad recibe el nombre de ciudad culta, por su dedicación al arte y la cultura. En el lugar de las ruinas de la primera ciudad, existe un parque arqueológico y un pequeño museo. Con el correr de los años ha surgido un poblado llamado Pueblo Viejo, en honor al primer lugar donde existió la ciudad.
Hacen parte del patrimonio cultural de La Vega el Convento de la Orden de la Merced, las ruinas del Monasterio de San Francisco y del Fuerte de La Concepción, los restos de la antigua ciudad de La Vega y el Santo Cerro, especie de una iglesia fortaleza construida en lo alto de un cerro con piedras que fueron sacadas de la ciudad abatida por el terremoto.
También forman parte de su patrimonio edificaciones más recientes como el Hospital de la Caridad, la Logia Concordia, el Palacio de Don Zoilo, el Teatro La Progresista, el Hospital La Humanitaria, el Royal Palace y el Casino Central.
Las fiestas patronales de La Vega se celebran en honor a La Virgen de la Antigua y finalizan el 16 de agosto de cada año, con fiestas en las calles, desfiles de diablos cojuelos y la elección de una reina de los festejos. Igualmente se celebran las fiestas de la Virgen de Las Mercedes, cuyo santuario nacional se encuentra en el Santo Cerro, todos los 24 de septiembre de cada año. El carnaval vegano es uno de los más famosos del país, por su riqueza artística y se celebra en febrero y agosto de cada año.
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