República Dominicana.- Tras recorrer el trayecto más largo del camino de la vida, se encuentran con una pared de obstáculos que les bloquea el acceso a sus derechos y atropella su dignidad… los envejecientes que son desarticulados social, económica y moralmente, dejando un eterno sabor amargo en una etapa en la que se supone debe abundar la protección, debido al grado de vulnerabilidad que representa.
A pesar de que tenemos casi dos décadas con una ley que los ampara, los avances han sido muy tímidos y con frecuencia somos testigos de los casos en que ni la familia, ni la sociedad, ni el Estado tienen como prioridad este tema, lo que aumenta el peso de una carga en la que las enfermedades, la discriminación, el abandono y la depresión tienen el papel protagónico.
Los ancianos abandonados a su suerte en los asilos, aunque tienen la vivienda y la alimentación aseguradas, también viven en carne propia la soledad que llega con el cabello encanecido.
Es que cada uno tiene su historia de lo que pasaron antes de convertirse en los afortunados de estar en un refugio donde las monjas velan por ellos. Rosa Encarnación con esta segunda parte de El Informe.
¿Sabía usted que si pasa de los 65 años, la Ley lo faculta para recibir ciertos descuentos? Si es así, pero nadie parece conocer dicha legislación y mucho menos aplicarla. Rosa Encarnación salió con cámara encubierta en mano.
Otros descuentos dispuestos por la ley para los mayores de 65 años incluyen los centros de estudios estatales y algunas exoneraciones de impuestos.
Lo que nos debe motivar a evaluarnos como sociedad son las estadísticas del INACIF que revelan que entre 2012 y 2014, 181 adultos mayores se quitaron la vida.
Las precariedades económicas y emocionales que torturan sin piedad a algunos de nuestros envejecientes pudieran ser factores que los llevaron a ponerle fin a sus días.
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