domingo, 23 de noviembre de 2014


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Juan Reinaldo Sánchez sirvió como guardaespaldas de Fidel Castro por casi 20 años, convencido de prestar un servicio invaluable a la revolución cubana.
Pero en 1989, una conversación que escuchó por un micrófono oculto y en la que afirma que el caudillo cubano estaba relacionado con operaciones de tráfico, le quitó el velo que el sistema mismo le había puesto sobre los ojos.
Ahora desde el exilio en Miami, Sánchez publica la versión en español de su libro La vida oculta de Fidel Castro (la primera edición la realizó en francés junto con el periodista de L' Express, Axel Gyldén) bajo el sello Ariel de Planeta; en él, cuenta la vida de excesos que rodean al mítico líder.

Una carrera destacada

Sánchez ingresó al servicio personal de Castro en 1970 luego de que el mismo Ministerio del Interior le pusiera los ojos encima por su activismo al interior del partido comunista cubano.
"Mi primera función era salvaguardar su vida, pero yo tenía que llevar el diario de Fidel en donde debía anotar todas sus actividades, desde que se levantaba hasta que se acostaba a dormir", explica en entrevista exclusiva con La Opinión.
Y lo hizo con diligencia. Reseñó que Fidel es dueño de una isla —Cayo Piedra— donde recibe a mandatarios, figuras y amigos; de lujosos yates y que hasta tiene empresas dedicadas a producir los yogures que él y su familia consumen; revelaciones que ponen nuevamente el dedo en la llaga de una Cuba empobrecida.

Guardia pretoriana

"En 1970 me designan para la unidad 160 que es para los anillos más interiores (de su seguridad)… luego, en 1974, me mandan para la escuela dos años y medio, y me dan la noticia de que yo había sido designado para pasar a la escolta de Fidel", dice al relatar su acceso al círculo cercano del comandante.
"La casa de Fidel —uno de dos sitios llamados Punto Cero— no es una sola residencia sino un complejo con cuatro casas, dos de ellas con piscina, una de ellas térmica, que está en la casa principal y que Fidel habita ahora", dice.
Así comienza su historia con un propósito claro: mostrar la doble moral del jerarca cubano cuando se trata de su vida privada y el discurso que da en público.

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