miércoles, 12 de noviembre de 2014

La industria gráfica: en su “peor momento” en más de dos décadas

La apertura comercial y la irrupción de empresas ligadas al poder han desplazado a parte del sector, aseguran ADIGA y la FAI
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Foto: Fuente Ex
SANTO DOMINGO, República Dominicana.- La importación de impresos y productos gráficos terminados, sobre todo tras la implementación del DR-CAFTA, y la irrupción ventajosa de inversionistas “no tradicionales” explican en gran medida la “crisis aguda” que según la Asociación Dominicana de Industrias Gráficas y Afines (ADIGA) afecta a muchas imprentas del país.
De acuerdo con el presidente de ADIGA, Luis Miura, la Asociación de Industrias de RD (AIRD) y algunos expertos, el panorama apunta a complicarse a partir del 2016, cuando en virtud del tratado con Estados Unidos y Centroamérica (DR-CAFTA, en inglés) podrán ingresar con tasa cero artículos como los talonarios de cheques, que pagan hoy un arancel del 9.6%.
“El sector está en su mínima expresión productiva. La mayoría de las industrias gráficas están trabajando al 40% de su capacidad; tenemos imprentas insignia, de gran tradición, que han cerrado en los últimos dos años, y algunas han tenido que cerrar por una semana por falta de trabajo”, indicó Miura.
Explicó que antes, en esta época de navidad y fin de año “la mayoría de los talleres (gráficos) estaban trabajando horas extras, hasta en dos turnos, pero ahora hay una recesión muy marcada en el sector; la peor desde 1993, incluso peor que cuando la crisis bancaria” del 2003.
Además de la “invasión” de empaques, libros, cuadernos y una vasta gama de productos impresos, especialmente centroamericanos, otros factores en contra son la alta tasa de informalidad en el sector, la inobservancia del etiquetado de productos y la “violación” de la Ley de Compras y Contrataciones Públicas por el Ministerio de Educación y otras entidades.
“En el caso de Educación, los libros (de texto) están amarrados a sus casas editoriales, que los imprimen ellas mismas en su mayoría”, dijo el empresario al periódico Acento. “El desmonte (arancelario) es inminente. Lo que nos preocupa es que no vemos ningún tipo de acción del sector oficial para mejorar las condiciones de la industria local, sobre todo de las pymes (pequeñas y medianas imprentas)”, sostuvo el presidente de ADIGA.
Pese a su probada calidad, capacidad instalada y las oportunidades de mercado que ofrece la región, las imprentas locales exportan cada vez menos. “El costo de exportar nos saca de competencia, somos competitivos hasta el puerto; a veces colocar una etiqueta en Trinidad y Tobago te cuesta tres veces más que el valor del producto. Por ejemplo, Brugal encarga sus etiquetas en Barbados”, apuntó Miura.
Otro punto es la falta de un reglamento para la implementación de la Ley del Libro y Bibliotecas (502-08), aún pendiente de aprobación. Esta legislación concede exenciones impositivas a la importación de materias primas, maquinarias, papel y otros insumos vitales para la producción de impresos.

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