Un hombre de estado debe tener el corazón en la cabeza.
Todos los Estados bien gobernados y todos los príncipes inteligentes han tenido cuidado de no reducir a la nobleza a la desesperación, ni al pueblo al descontento
El estado es un inmenso cementerio al que van enterrarse todas las manifestaciones de la vida individual.
Si un hombre fuese necesario para sostener el Estado, ese Estado no debería existir; y al fin no existiría.
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