“Si el Hijo los hace libres, serán realmente libres”. Quien acepta a Jesús como su Salvador tiene un gran trecho recorrido para lograr la libertad que la verdad procura a través de él. Para romper con la esclavitud y las cadenas que nos aprisionan hay que apartarse del pecado, porque mientras este gobierne nuestros supuestos no seremos verdaderamente libres. La verdad que se necesita conocer es la de la realidad divina liberadora manifestada en Jesús.
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