sábado, 12 de abril de 2014

Evitar sucumbir a la pérdida de la identidad y la memoria histórica



Un fructífero debate entre los escritores y artistas cubanos tuvo lugar en las cuatro comisiones que este viernes sesionaron en las jornadas finales del VIII Congreso de su organización

Porque desde su génesis la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac) no ha hecho otra cosa que servir a la Revolución, ahora responde al llamado que le hiciera el Presidente Raúl Castro a intelectuales y artistas el pasado 1ro. de enero de 2014, de que continuaran acompañándola siendo cada día más reflexivos y consecuentes ante el necesario e impostergable proceso de cambios económicos y sociales de Cuba.
Esa voluntad es la que se manifestó este viernes en los debates que tuvieron lugar en el Palacio de Convenciones de La Habana.
El análisis ocurrió como parte de la primera jornada del VIII Congreso de la organización que agrupa a la vanguardia de los escritores y artistas de la Isla, la cual estuvo presidida por José Ramón Machado Ventura, Segundo Secretario del Partido y Vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros; Miguel Díaz-Canel Bermúdez, Primer Vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros; Abel Prieto Jiménez, asesor del Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros; y Julián González Toledo, titular de Cultura.
Lo anterior tuvo como preámbulo la intervención de Miguel Barnet Lanza, presidente de la Uneac, quien realizó una valoración del quehacer de la organización desde el 2008, cuando se efectuó el VII Congreso, hasta la fecha, y que sirvió de motivación para el sustancioso intercambio que luego suscitaron los dictámenes de las cuatro comisiones que sesionaron en la tarde de este día 11.
Para incitar las reflexiones de una parte importante de los 310 delegados que participan en el cónclave, en representación de los más de 9 000 miembros con que cuenta la Uneac en la actualidad, Barnet se refirió a la manera radical en que las nuevas tecnologías han transformado la creación, distribución y consumo de mensajes y expresiones, «en su mayoría de signo colonial, ajenos totalmente a nuestra idiosincrasia».
Barnet significó que en medio de esa circunstancia, la membresía está obligada a «aportar al mejoramiento de la vida espiritual y material, con un diagnóstico justo y propuestas constructivas que tengan que ver con los problemas más acuciantes de la sociedad», sobre todo si se tiene en cuenta que «somos una organización que debe promover la cultura, y con ello contribuir a restañar el tejido espiritual de la nación.
«Estamos en la obligación de ofrecer referencias y ayudar a establecer jerarquías culturales sólidas entre nuestros contemporáneos, de modo que sea cada vez más difícil quedar a merced de las manipulaciones hipnóticas de las industrias culturales hegemónicas o sucumbir a la pérdida de la identidad y la memoria histórica».
El destacado antropólogo significó la importancia de que no se pierdan de vista las jerarquías culturales «que tienen que estar bien definidas a la luz pública. Debemos, junto al Ministerio de Cultura y los medios masivos de comunicación, conciliar políticas y colocar las contribuciones sustanciales de la cultura en el lugar que les corresponden».
De hecho, Barnet recordó que el rol de la cultura es esencial en momentos en que, como nos hizo ver Raúl  en la Asamblea Nacional del Poder Popular, el 7 de julio de 2013, se ha acrecentado el deterioro de valores morales y cívicos, algo que se puede revertir mediante la acción concertada de todos los factores sociales, entre ellos la promoción de la Cultura, vista, afirmó el General de Ejército, en su concepto más abarcador y perdurable, que conduzca a todos a la rectificación consciente de su comportamiento.
Barnet, también presidente de la Fundación Fernando Ortiz, aseguró que «los escritores y artistas agrupados en la Uneac asumimos como una de nuestras razones de existir la necesidad de contribuir a la formación y promoción de valores éticos y cívicos. Aspiramos a que nuestro pueblo no solo sea instruido, sino culto.
«Una vez más tenemos en Martí un guía, cuando nos recuerda que “el pueblo más grande no es aquel en que una riqueza desigual y desenfrenada produce hombres crudos y sórdidos, mujeres venales y egoístas: pueblo grande, cualquiera que sea su tamaño, es aquel que da hombres generosos y mujeres puras”».
En otra línea de pensamiento, señaló que en todos estos años no ha dejado de ser evidente la persistencia de los enemigos históricos del pueblo cubano, «de quienes pretenden dividirnos, fracturar y anular el movimiento artístico e intelectual de la Isla.
«Hace solo unos días, ejemplificó, la agencia estadounidense Associated Press reveló un plan del Gobierno de los Estados Unidos para promover la subversión en Cuba a través de las nuevas tecnologías. Con la intención de desencadenar una “primavera cubana” se preparó el lanzamiento de una red de mensajería diseñada para llegar a cientos de miles de jóvenes para crear situaciones de desestabilización en el país y provocar cambios en el orden político.
«Sueñan con derrocar la Revolución Cubana, ahora a través de métodos más sutiles y con el apoyo de sofisticadas tecnologías. Su intención: crear una fisura generacional, destruir el consenso y desmovilizar nuestra capacidad de pensar, pero no lo conseguirán», enfatizó Barnet, y dejó en el ambiente la motivación para comenzar el debate de los delegados.

Arte, mercado e industrias culturales

El mercado del arte debe ir a la par del proceso de cambios económicos que se respira en la Isla, y para ello es necesario elaborar propuestas a partir del diálogo y el consenso entre las instituciones y los creadores, según trascendió en la comisión Arte, mercado e industrias culturales.
En presencia de autoridades del sector, los artistas y escritores abordaron temáticas esenciales como el papel que desempeñan las instituciones culturales, las formas de gestión no estatales, el derecho de autor y la sociedad de compositores, las fórmulas de pago, la programación musical, la implementación de la Ley Tributaria y la seguridad social en el sector.
También centraron su mirada en las transformaciones que se emprenden en el Icaic, así como en el audiovisual, y los vínculos de los artistas con esferas como el Turismo.
En relación con la comercialización, Arístides Hernández (Ares) comentó que urge lograr un mejor posicionamiento de los artistas de la Plástica en el mercado. El destacado caricaturista enunció vías estratégicas como la comercialización en galerías y las potencialidades que ofrece Internet para la promoción y venta de las obras de arte, a la vez que exhortó a los medios de comunicación a representar en sus espacios a lo mejor de la vanguardia artística.
Asimismo, el joven crítico de arte Jaime Gómez Triana se refirió al papel que desempeñan las artes dramáticas en la industria cultural, y convidó a todos a generar maneras que permitan acercar la manifestación a formas del mercado, como el aprovechamiento de eventos importantes al estilo de los festivales internacionales y nacionales de teatro.
Otras propuestas estuvieron encaminadas a fomentar el debate sobre las formas de gestión no estatales como solución a algunos de los problemas que han frenado o adulterado el desarrollo de la actividad cultural.
Fue en ese punto donde Wilfredo, «Pachi», Naranjo, líder de la legendaria Original de Manzanillo, reveló detalles sobre la estructura particular de su orquesta, la cual le permitiría contribuir al desarrollo de su ciudad natal con una posible disposición relacionada con las cooperativas culturales.
Su colega Arnaldo Rodríguez pidió que se eliminaran ciertas trabas burocráticas que todavía persisten en las agencias de representación artística, con lo cual se ganaría un mejor funcionamiento y eficiencia de las mismas.
Interesado por ofrecer una programación musical en la que figure lo más representativo de nuestra música popular, otro músico, Giraldo Piloto, invitó a reintegrar a las orquestas a los espectáculos de las instalaciones hoteleras, una práctica, dijo, ya aplicada en años anteriores con acierto.

La arquitectura, patrimonio cultural de la nación

A fortalecer el papel de la Uneac en las grandes decisiones de la política del país, pues todas pasan por la cultura, exhortaron los participantes en la comisión Ciudad, arquitectura y patrimonio, que sesionó también en la tarde de este viernes.
Algunos criterios emitidos versaron sobre asuntos como el deterioro que presentan muchas de nuestras ciudades y pueblos. Al detener la mirada en esa problemática, Yolanda Wood, profesora titular del departamento de Historia del Arte de La Universidad de La Habana, reflexionó sobre la importancia de comprender la dimensión cultural que tiene la relación ciudad, patrimonio y arquitectura.
El deterioro urbano, dijo, produce no solo una pérdida de valores arquitectónicos, sino también espirituales y sociales que afectan al individuo e intervienen en los procesos psicosociales. Los espacios construidos son para vivir, habitar, y su afectación produce impacto en los hombres y sus relaciones entre ellos y con el entorno.
Por su parte, el reconocido arquitecto Mario Coyula manifestó que si se quiere tener control urbano y que las obras tengan calidad, «es vital que los arquitectos trabajen, que respalden esos proyectos».
Los delegados insistieron en la necesidad de dar espacio oficial a nuevas formas de producción de la arquitectura y el urbanismo, así como autorizar grupos creativos con talento probado, como alternativa compatible con el trabajo de las empresas de proyecto del Estado.
En relación al tema de la enseñanza de la arquitectura, Marta Garcilaso de la Vega, vicepresidenta de la Sociedad de Arquitectura de La Habana y profesora de la Cujae, señaló que el claustro es escaso, sobre todo por falta de motivación. «Incide igualmente la incompleta preparación por parte de algunos profesores y el hecho de que los alumnos llegan con muy poca base».
En ese punto, los delegados reunidos en la mencionada comisión coincidieron en que  la formación de arquitectos y urbanistas debe estar a tono con los grandes problemas a solucionar en el ambiente construido de pueblos y ciudades, y con las transformaciones socioeconómicas; solo así será posible superar la crisis de calidad de la arquitectura y el urbanismo cubanos.

Cultura y medios

Las diversas problemáticas relacionadas con el cine, la radio, la televisión, la locución, la información cultural, la crítica y la investigación, entre otros temas, fueron debatidas por más de 56 delegados durante la sesión de trabajo de la comisión de Cultura y medios, que contó con la presencia de Miguel Díaz-Canel, Primer Vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros; y de Julián González Toledo, ministro de Cultura.
El líder de los Van Van, Juan Formell, abrió el diálogo al referirse a la manera en que incide en la educación formal y el gusto artístico la difusión de programas de baja calidad, tanto en espacios radiales como televisivos, en los cuales se puede escuchar a un cantante con problemas de afinación hasta  un mal guión en otro de corte dramático.
Para combatir tales males el director del Tren de Cuba propuso que además de las comisiones existentes en el ICRT —que deben ejercer una vigilancia cualitativa en dicho instituto—, a la Uneac le urge crear espacios para hacer frente a la música grosera y mal hecha, que bajo el sello de «popular» inunda nuestra radio.
La actriz Mirtha Ibarra expuso su deseo de echar a andar el Centro de Promoción e Investigación Audiovisual Tomás Gutiérrez Alea, con el cual se pretende promover el rescate de los filmes de Titón que se encuentran en mal estado, y al cual donará toda la papelería y biblioteca del destacado cineasta.
A tal proyecto, Luciano Castillo, director de la Cinemateca de Cuba, le expresó su apoyo, y además extendió sus comentarios en torno a obras trascendentales de nuestro patrimonio fílmico cultural como Guantanamera Alicia en el pueblo de Maravillas que, sin embargo, todavía no han sido exhibidas en la televisión.
Respecto a la política de exhibición en la pantalla doméstica también se refirió el crítico Frank Padrón, quien llamó la atención sobre aquellos filmes valiosos que han sido premiados por festivales internacionales de prestigio, y que a pesar de ello son «cercenados» por sus escenas de violencia, drogas, y otras realidades duras que forman parte de la realidad contemporánea y que el cine de vanguardia refleja.
Por su parte, el realizador cinematográfico Manuel Herrera resumió los diferentes conflictos que atraviesa la cinematografía nacional actual. Habló de la urgencia de una Ley de cine que se adhiera a las necesidades contemporáneas de producción, y que a su vez mantenga el principio fundacional del Icaic de que «el cine es un arte».
Insistió en la necesidad de velar por el patrimonio fílmico de los creadores, la posibilidad de constatar el estado de conservación de sus producciones, y el imperativo de potenciar el festival Caracol, de manera que este pueda convertirse en el festival nacional de cine del cual carecemos.
En los desafíos de la radio se enfocó la creadora de Nosotras, Orieta Cordeiro, quien señaló la existencia de trabas administrativas y burocráticas que lastran la realización de programas radiales. Puso como ejemplos el cuestionamiento por parte de instancias administrativas de la cantidad de actores que intervienen en un programa, la compra de libretos, y el uso de música original.
Orieta se refirió asimismo a lo imperioso de implementar espacios donde se ejerza la crítica radial, al tiempo que propuso que desde este medio también se piense en realizar productos radiofónicos, como las gustadas telenovelas, que puedan ser comercializadas.
A José Ramón Artigas le preocupó el mañana, ese que se encuentra en las aulas de la Facultad de medios audiovisuales y que, aunque cuenta con un capital humano de  profesores, no tiene a su favor el imprescindible equipamiento material y técnico para que sus alumnos desarrollen sus capacidades, ya sea en una radio-base o en un canal comunitario que muestre el quehacer del arte más joven.
En tanto, la actriz Corina Mestre instó a retomar la factura de los dramatizados de obras clásicas: esas aventuras, novelas y cuentos que acompañaron la educación de nuestro pueblo durante muchas décadas, y que a partir de los 90 han sido reemplazados mayoritariamente por la realización de obras originales, algunas de dudosa calidad.
El creador villaclareño Luis Evidio propuso la existencia en la Televisión nacional de un espacio regular para los audiovisuales que se conciben en provincias a través de diversas vías como los cineclubes, la producción independiente o los telecentros, teniendo en cuenta que muchas de estas creaciones carecen de visualización y poseen un valor que tributa a las esencias nacionales.
Mientras tanto, el tresero Pancho Amat precisó que en muchas ocasiones la Televisión Cubana desperdicia, por falta de coordinación, eventos de trascendencia cultural que pueden nutrir sus programas con lo mejor del quehacer contemporáneo artístico de la Isla.
Y ejemplificó: «Eventos que se desarrollan no solo en la capital sino también en las provincias, como los diferentes festivales de coro, trova y guitarra, en los que convergen los mejores exponentes de estas manifestaciones, pueden ser mejor aprovechados para que el público de toda la Isla los disfrute desde sus casas».
Después de escuchar todas las propuestas y críticas lanzadas a la programación y la banalidad de muchos espacios, Danilo Sirio, presidente del ICRT, consideró que la solución radica en el esfuerzo común: «Si todos nos concentramos en ayudar a la Televisión, no solo con el diálogo profundo sino también con proyectos, guiones, asesoría artística, podríamos revertir la mediocridad y los problemas que encontramos en la pantalla».
A propósito de la política cultural que deben defender nuestros medios, Abel Prieto Jiménez, asesor del Presidente de los Consejos de Estados y de Ministros, General de Ejército Raúl Castro, reconoció que se apreciaba una disposición del ICRT a escuchar, dialogar y trabajar unidos.
En ese sentido enfatizó que si queremos resolver estos problemas y crear un espectador crítico es imprescindible que nos unamos: escritores y artistas que conforman la vanguardia, el ICRT y las instituciones culturales.
«La verdad es que en la actualidad se aprecia un culto hacia lo yanqui, que nos está invadiendo de una manera vergonzosa. ¿Será por ingenuidad nuestra?»
Por ello, llamó a trabajar con sistematicidad; «con fijador, como dijera Zumbado. Si trabajamos serio tiene que haber avances; y si se suman la familia, el Ministerio de Educación, las instituciones culturales..., tiene que haber avances. Debemos aprovechar las ventajas del socialismo, que nos ofrece la posibilidad de unirnos».

Mucho más que papeles

Particularmente sensible resultó el tema del patrimonio documental. La Doctora Graziella Pogolotti alertó sobre el dramático estado en que este se halla a lo largo del país, incluso en el Instituto de Literatura y Lingüística, que tiene los fondos de la Sociedad Amigos del País.
«La situación implica un análisis integral encaminado a restaurar y digitalizar un inmenso patrimonio que está en toda la nación», apuntó la destacada ensayista.
«Hay que hacer un diagnóstico del patrimonio documental desde los municipios. El periódico Revolución, afirmó, no se puede consultar en ninguna parte por el estado en que se encuentra». Asimismo, exhortó a conservar en hemerotecas los órganos de prensa provinciales, porque ahí está una parte importante de la historia de Cuba.
Gladys Collazo, presidenta del Consejo Nacional de Patrimonio Cultural, convidó a ver el patrimonio desde un punto de vista integral, pues no se limita solo al construido. Para trazar políticas y decidir qué se debe restaurar primero se deben desarrollar estrategias y establecer prioridades.
Los participantes coincidieron igualmente en que el enfoque en materia de arquitectura no puede ser solo constructivo. Hay que considerar su verdadera trascendencia cultural, de modo que pueda valorarse en toda su magnitud como una manifestación artística, como complemento espiritual y estético ambiental del hábitat de los cubanos.

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