jueves, 25 de septiembre de 2014

Cómo decirle a un hombre que es malo en la cama sin herirlo


Si hay algo que lastima a los hombres en lo más profundo de sus egos, es mencionarles o apenas insinuarles que son malos amantes. Pero el silencio es un verdadero problema para el placer sexual. Te ayudamos a encararlo.
La mayoría de las personas creen que no es necesario hablar de sexo y se les hace difícil determinar cómo decirle a un hombre que es malo en la cama sin herirlo. Si la relación no es perfecta o si existen ciertas dificultades concluyen que es porque no están verdaderamente enamorados, en vez de pensar en un posible problema de comunicación. Suponen que, si el otro los quiere de verdad, debe adivinarles el pensamiento. Más aún cuando la insatisfecha es la mujer. Olvidan que, incluso en el siglo XXI, la sexualidad está rodeada de mitos y tabúes.
Si existe algo que hiere a los hombres en lo más profundo de sus egos, es mencionarles o siquiera insinuarles que son malos en la cama. Entonces, si ese es el problema, ¿qué podés hacer? ¿Cómo se lo decís? Porque es atento, cariñoso, compañero, estás enamorada… Pero a la hora del encuentro sexual hay algo que no te convence, te aburre o, incluso, no te gusta y temés terminar perdiendo el interés sexual por él.
Todo se puede hablar
Partimos de la base que la comunicación es fundamental en la pareja y que cualquier problema que se presente no es tema de uno, sino de los dos, el poder solucionarlo. El silencio, la falta de información y los prejuicios son verdaderos problemas para el placer. Además, es difícil que la complicidad sexual entre dos personas pueda darse sin una comunicación honesta y sincera.
Para romper el hielo y poder mantener una conversación tan íntima es importante que él se sienta relajado, y no acusado o en guardia. Nunca hay que hablar en el momento de tener el encuentro sexual. Podés poner un poco de música, decirle que todos necesitamos aprender a conocernos sexualmente y que tu intención es compartir con él confidencias mutuas para que mejoren los encuentros.
¿Qué tal si comenzás por contarle tus necesidades, deseos, anhelos, secretos, temores y fantasías? ¿Y si le preguntás por las suyas?  Es importante preguntar para escuchar, sin presuponer que ya conocés todo lo que tenga para decirte. No hay que temer escuchar respuestas que no respondan a los deseos de una.
No esperes que sea un “adivinador” de pensamientos
Pedile lo que deseás, en forma sencilla y directa. ¿Tu tono de voz y tu expresión corporal envían el mismo mensaje que tus palabras? Recordá que pedir no es exigir, ni anteponer un listado de quejas, ni tampoco criticarlo.
Hablá de modo positivo, nunca negativamente. Una declaración positiva es “quiero hacer el amor con vos más seguido”, “qué bien se sienten tus caricias”, “quiero ver qué tal si probás a otro ritmo”.
Tampoco hieras su autoestima. En general, suele funcionar imaginar cómo nos gustaría que él tratara con nosotras el tema, si la situación fuera al revés. Cambiar los papeles nos ayuda a ser más empáticos con las emociones de nuestra pareja.
Claves para mejorar los encuentros
¿Por qué no te animás y le proponés ver una película erótica juntos? Decile que te encantaría imitarla y repetir con él lo que están viendo. Suele resultar una buena excusa para practicar nuevas posturas, innovaciones en el juego sexual y todo aquello que creas que los estimulará y servirá para mejorar.
Algo importante sucede en el momento de ponerse el preservativo. No tiene por qué implicar un corte del acto (un antes y un después), sino una continuidad, que incluso puede tener un papel erotizante. Algunas ideas: colocarlo vos con tu mano o con tu boca, colocarlo él mientras vos le besás o acariciás los testículos o cualquier parte del cuerpo, o colocarlo los dos juntos (por ejemplo, uno sostiene la punta y el otro lo desenrolla).
No nos olvidemos que el cansancio, los nervios y el estrés pueden inhibirlos y provocarles una erección débil o eyaculación precoz. Si esto sucede, no te enojes ni pienses que es algo contra vos. Todo lo contrario: proponele tener un baño juntos, hacer un masaje relajante, practicarse mutuamente sexo oral o que él te acaricie el clítoris y los pechos para satisfacerte. Acordate y recordale que resulta bien interesante hacer el amor sin penetración.
Los buenos amantes necesitan práctica y aprendizaje. Las habilidades no se improvisan, se aprenden con la experiencia. Esto no significa que nos convirtamos en un manual de técnicas eróticas. Con un pequeño esfuerzo y el tiempo adecuado para experimentar, casi todas las parejas pueden mejorar en el terreno sexual.

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