LA POBREZA MATA: “El mundo está recorrido por olas de cambio científico y tecnológico. Se suceden las rupturas epistemológicas y los cambios paradigmáticos, en numerosas disciplinas. Crecen a diario nuevas áreas del conocimiento como la genética, la microelectrónica, La informática, la robótica, la ciencia de los materiales, la biotecnología, las ciencias de la comunicación y muchas otras.
El stock tecnológico básico está siendo totalmente renovado, y a humanidad tiene una excepcional capacidad para producir bienes y servicios de nuevo cuño. Es posible ampliar fuertemente la esperanza de vida, tener cosechas plurianuales fuera de estación, conectar la computadora, el televisor y el teléfono, fabricar autos movidos por electricidad, y muchos otros desarrollos casi no soñables poco tiempo atrás.
Sin embargo, los beneficios del progreso tecnológico están llegando sólo a un sector del género humano. Grupos masivos están excluidos, y luchando por asegurar las necesidades más básicas de sus familias. Todos los días perecen cerca de 26.000 niños por causas totalmente enfrentables, ligadas a la pobreza.
Casi la mitad de la población de un plañera con enormes capacidades de producción se halla por debajo del nivel de la pobreza, y la quinta parte, en indigencia o pobreza extrema. Si utilizaran todo lo que ganan solo para comprar alimentos igual no les alcanzaría.
Cada año mueren 18 millones de personas por causas vinculas a la pobreza. La mayor parte niños. La gran mayor parte evitables.” Bernardo Kliksberg
HAMBRE MUNDIAL: Más de mill millones de personas del mundo están subalimentadas, esto es, disponen de menos de 1.900 calorías diarias. De este número, 820 millones se encuentran en países en vías de desarrollo, en contraste con las 823 millones que había en 1990.
Este informe anual publicado ayer por la FAO, Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, no muestra ninguna mejora en estos últimos diez años. En la Cumbre Mundial sobre la Alimentación de noviembre de 1996, los jefes de Estado y de gobierno de 180 países se fijaron como objetivo reducir a la mitad para el 2015 la cantidad de gente con hambre.
De todos modos, es cierto que a raíz del crecimiento demográfico, la proporción de personas subalimentadas en los países pobres pasó de un 20% en 1990-1992 a un 17% en 2001-2003. Este cambio sigue siendo débil. “En realidad, no se logró ningún progreso” admitió Jacques Diouf, director general de la FAO, para quien esta baja de 3 millones en la cantidad de personas subalimentadas en los países pobres “puede deberse aun error estadístico.
Según la organización, “las tendencias más recientes son verdaderamente preocupantes”. Muestran un aumento de 26 millones de personas desnutridas entre 1995-1997 y 2001-2003, luego de una baja de 100 millones en los años 80. La mediocridad de estos resultados oculta importantes disparidades regionales.
Asia y el Pacífico registraron progresos reales, con excepción de Corea del Norte, Bangladesh y Pakistán. En China solamente, la cantidad de personas desnutridas disminuyó en 45 millones. Latinoamérica registra mejoras también, salvo en Venezuela.
La FAO subrayó que la cantidad de personas subalimentadas aumentó en Cercano Oriente, en el norte de Africa y en la región africana al sur de Sahara. Esto hizo que la cantidad de desnutridos pasara en 10 años de 169 a 206 millones, cuando los objetivos fijados en 1996 hablaban de la necesidad de llevar esa cifra a 85 millones para 2015. Los países con mayor peligro son también los que pasaron por guerras, como Burundi, Eritrea, Liberia, Sierra Leona o la República del Congo.
Si se tienen en cuenta los resultados de estos últimos años, sólo el este asiático logrará disminuir en más de la mitad su cantidad de desnutridos, mientras que el sudeste asiático la reducirá sólo en un tercio, como Latinoamérica.
En el Cercano Oriente y en el norte africano, la situación se agravará, de hecho, ya que las personas subalimentadas serán 36 millones en 2015, luego de las 24 millones que hubo en 1990.
Es en la zona africana al sur del Sahara en donde la situación es la peor. Y así se mantendrá, al parecer. El informe de la FAO muestra que la concentración del hambre en las zonas rurales demuestra que sin inversiones fuertes para el desarrollo rural y agrícola, no podrá haber ninguna mejora significativa.
Sin palabras Muchos de los 1020 millones de personas hambrientas que hay hoy en el mundo son niños, Con una taza de micronutrientes diaria, no tendrían hambre. Vale 0,25 U$s. Cada segundo se gastan 1,500,000 dólares en armamentos. Con una reducida fracción de ellos s podría cambiar la situación de los niños hambrientos.
El hambre El hambre no es sólo la manifestación de la necesidad de comer, significa la privación continua de alimentos suficientes, lo que impide llevar una vida sana y digna. El hambre, padecida durante los primeros años de vida, retrasa el desarrollo físico y mental de los niños y los deja más vulnerables a las enfermedades.
El grado de nutrición se mide por las calorías consumidas por persona. La cantidad de calorías necesarias depende de varios factores: edad, sexo, clima, peso promedio por persona y tipo de ocupación.
Así, por ejemplo, la FAO estableció en 3.000 calorías diarias las necesidades mínimas para un hombre activo de 75 Kg. de peso, y 2.400 para un hombre del mismo peso con vida sedentaria y 4.500 calorías diarias para los que realizan trabajo manual pesado. Actualmente, la FAO considera que, por debajo de 2.500 calorías diarias promedio/habitante hay problemas serios de desnutrición. Por debajo de 1.900 calorías diarias hay problemas graves de hambre.
AMPLIACIÓN DEL TEMA: Cada año, en los países en vías de desarrollo, nacen algo más de 20 millones de niños con insuficiencia de peso. El crecimiento de uno de cada tres niños se ve alterado a causa de una subalimentación crónica y los daños infligidos se consideran irreversibles.
Según la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), “desde hace dos décadas, las situaciones de emergencia alimentaria son cada vez más numerosas. Durante la década de 1980, se registraban unas 15 por año; desde el cambio de milenio, el promedio se elevó a más de 30. Este aumento afecta sobre todo a África, donde las crisis alimentarias son casi tres veces más frecuentes”.
Entre las causas naturales del problema, las sequías ocupan el primer lugar. Un acceso adecuado al agua incrementa los rendimientos agrícolas y permite a las poblaciones mejorar su alimentación: en todo el mundo, el 17% de las tierras agrícolas irrigadas genera el 40% del total de los productos alimenticios.
Otras razones, como las inundaciones, las heladas o la invasión de langostas inciden también en esta situación. Pero las causas humanas (conflictos, desplazamientos poblacionales, decisiones económicas) intervienen cada vez más, y originaron algo más del 35%> de las emergencias alimentarias en 2004, contra el 15% que se registraba en 1992. Para la FAO, “los factores de origen humano y natural suelen potenciarse unos a otros, generando las crisis más graves y duraderas. Entre 1986 y 2004, fueron 18 los países que estuvieron en crisis más de la mitad del tiempo y, en todos los casos, la guerra o los problemas económicos y sociales habían provocado o agravado la situación”.
En materia económica, las orientaciones neoliberales impuestas por el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial, con el consentimiento de los gobiernos locales, tienen una enorme gravitación en el aumento de la inseguridad alimentaria, al exigir la eliminación de los subsidios a los productos de primera necesidad y destinar prioritariamente las riquezas producidas al pago de la deuda externa.
La feroz liberalización de las economías de los países en vías de desarrollo, erigida en dogma en los “planes de ajuste estructural” de los organismos financieros internacionales, contribuye a desorganizar la producción agrícola en el Sur. La situación se agrava por los subsidios agrícolas de los países del Norte y las reglas desiguales del comercio mundial.
Además, la ayuda externa a la agricultura cayó fuertemente en términos reales desde 1980: para África, la ayuda exterior por persona empleada en la agricultura no supera el 25% de la que se registraba en 1982. Las donaciones, sobre todo, se conceden en función de criterios geoestratégicos y no benefician a los países que más las necesitan.
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