LOS ÁNGELES (EE.UU.), 30 sep (EFE).- A pesar de su carácter liberal, Hollywood sigue siendo una industria donde salir del armario no está exento de riesgos, al menos para la comunidad de actores que aún hoy se expone a que su vida privada condicione, en alguna medida, el futuro de su carrera.
Recientemente, Matt Damon comentaba en una entrevista para el diario británico The Guardian lo inconveniente que resultaba en su gremio hablar en público sobre las preferencias sexuales de cada uno.
Para el protagonista de la saga "Bourne", cuanto menos sepa el espectador, mejor.
"Ya seas heterosexual o gay, la gente no debería saber nada de tu sexualidad porque ese es uno de los misterios que deberías poder interpretar", dijo Damon, quien en 2013 hizo de pareja homosexual de Michael Douglas en el éxito de HBO "Behind the Candelabra" y es conocido por sus opiniones de izquierdas.
Damon fue muy criticado por sus palabras, que se entendieron como retrógradas, y él las justificó en términos de eficacia profesional.
"Alguien dijo que yo dije que los actores homosexuales deberían volver al armario. Es doloroso que se afirmen cosas en las que uno no cree", explicó Damon el lunes en el programa de Ellen DeGeneres, famosa presentadora lesbiana pareja de la actriz Portia de Rossi.
Más allá de lo acertados o desacertados que fueran sus comentarios, estos constataron una realidad existente en una industria que, desde su creación, se ha mostrado incómoda con la homosexualidad de sus estrellas.
Durante décadas los estudios han velado para evitar que trascendieran las inclinaciones sexuales de galanes y divas temerosos de que un desliz de cama echara al traste la imagen de seductores del sexo opuesto que servía para vender películas.
Muchas páginas se han escrito sobre la homosexualidad de Rock Hudson, Montgomery Clift o Anthony Perkins, y la bisexualidad de Cary Grant y Katharine Hepburn, quienes triunfaron en una época en la que la sodomía estaba penada por la ley en EE.UU. y mostrar atracción por personas del mismo sexo era considerado una enfermedad mental.
Aunque el movimiento de derechos civiles de la comunidad homosexual ha dado pasos de gigante recientemente en EE.UU. -en junio el Tribunal Supremo falló a favor del matrimonio gay-, el rechazo es aún notable en gran parte del país.
En Hollywood, muchos han decidido salir del armario en público en los últimos años para contribuir a la aceptación social.
Jodie Foster, Zachary Quinto, Neil Patrick Harris, Jim Parsons, Wentworth Miller, Matt Bomer, Ellen Page, T.R. Knight y Luke Evans son algunos de los que han hablado abiertamente de su homosexualidad y lesbianismo.
Antes que ellos, lo hicieron Ian McKellen y George Takei, entre otros, así como Richard Chamberlain, quien dejó constancia de eso en unas memorias que publicó en 2003.
Siete años después, preguntado por el diario "The Advocate" sobre su decisión aseguró que "no le recomendaría" a un hombre con aspiraciones de papeles protagonistas en Hollywood que saliera del armario.
"Hay aún una tremenda cantidad de homofobia en nuestra cultura", afirmó Chamberlain.
En esa misma línea se ha expresado el actor Rupert Everett, quien a diferencia de Chamberlain, reveló su homosexualidad cuando su carrera estaba despegando, en la década de 1990, y vio cómo las ofertas para hacer papeles principales desaparecían.
"Fue un asunto enorme durante toda mi carrera", insistió Everett en una entrevista en 2014 con el periódico The Daily Telegraph en la que admitió que, "hasta cierto punto", se había saboteado su propia carrera.
"Es difícil argumentar que (Everett) no se vio afectado por salir del armario", dijo Matt Damon.
Un signo de que los tiempos están cambiando también en Hollywood es la carrera de Luke Evans.
El actor galés, que ha sido pareja del modelo español Jon Kortajarena, acumula papeles de acción propios de macho alfa desde "The Hobbit" a "Dracula Untold", y próximamente se le verá combatiendo a criminales de guerra en "SAS: Red Notice".
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