El secretario del Tesoro estadounidense, Jack Lew, adelantó para el 3 de noviembre la fecha tope para que el Congreso incremente el límite de la deuda pública y evitar así el cese de pagos del Gobierno.
En una carta a los legisladores, Lew dijo que esa agencia federal agotará ese día, y no el 5 de noviembre como estaba previsto, todas las medidas extraordinarias para garantizar la continuidad del trabajo de las entidades gubernamentales.
Por esa razón, el Capitolio debe actuar con celeridad para incrementar el actual techo del débito público, fijado ahora en 18,1 billones (millones de millones de dólares).
Lew advirtió que sin un aumento del límite, el Gobierno norteamericano funcionaría de una forma profundamente irresponsable, al pagar sus obligaciones financieras con apenas 30 mil millones de dólares, lo que llamó “una reducida cantidad que desaparecería rápidamente”.
Si el Congreso no llega a un acuerdo en el plazo mencionado, puede haber serios daños en el sector comercial, una pérdida de la confianza de los consumidores y un impacto negativo en la confiabilidad de los acreedores de Estados Unidos, advirtió Lew.
Según el diario The Hill, el nuevo plazo de Lew aumenta la presión para que Boehner actúe con mayor diligencia y logre un alza de la deuda antes de que abandone su puesto, lo que molestará a los conservadores que quieren usar este tema como moneda de cambio para obtener concesiones de la Casa Blanca en materia presupuestaria.
Los republicanos están divididos sobre la estrategia a adoptar en esta lucha y acerca de la discusión del presupuesto para el año fiscal 2016 -que comenzó el 1 de octubre- luego de avalar una medida parcial vigente hasta el 11 de diciembre, que evitó temporalmente el cierre del Gobierno.
Los integrantes del Capitolio tendrán que lidiar con este controversial asunto en medio de una seria crisis de liderazgo de los republicanos, después que el presidente de la Cámara de Representantes, John Boehner, anunció que abandonará su puesto el 30 de octubre próximo.
Los del partido rojo luchan por encontrar un sucesor después que su posible relevo, Kevin McCarthy, retiró su candidatura a ese puesto.
Entre los posibles aspirantes se menciona ahora al representante por Florida Daniel Webster, así como a su colega Paul Ryan, excandidato a la vicepresidencia de Estados Unidos por el Partido Republicano en las elecciones de 2012.
Sin embargo, sectores moderados de esa agrupación política quieren evitar el riesgo de que los señalen como culpables de una bancarrota del Gobierno federal, a poco más de un año de las presidenciales de 2016.
Sin embargo, sectores moderados de esa agrupación política quieren evitar el riesgo de que los señalen como culpables de una bancarrota del Gobierno federal, a poco más de un año de las presidenciales de 2016.
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